¿Existe realmente un mercado laboral para los gestores culturales?

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¿EXISTE REALMENTE UN MERCADO LABORAL PARA LOS GESTORES CULTURALES?

La gestión cultural se basa en, gran parte, para cumplir el derecho a la cultura (artículo 27), emitido por la ONU:

  1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
  2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

ONU (1948): Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Además, es un profesional polivalente que se mueve en diferentes ámbitos. La figura del gestor cultural varía mucho a la hora de trabajar en una institución, empresa privada o autónomo. Pero, ¿qué tienen en común todos ellos? Sus proyectos deben cubrir alguna necesidad cultural o social detectada en el ámbito de actuación. El gestor cultural debe justificar lo que hace, cómo lo hace, para quién lo hace, dónde lo hace y por qué.

Es el estratega de la institución o de la empresa cultural. Al mismo tiempo que un encargado de marketing que busca su público meta para sus productos, o, al contrario, crea un producto para unas necesidades localizadas; el gestor cultural, cumple esta misión en el ámbito cultural esperando un impacto a medio-largo plazo. Además, es el engranaje central entre todos los agentes involucrados y profesionales. Un proyecto debe tener un impacto social o cultural, provocar un cambio, involucrar a sus agentes y el entorno. Creo que este esquema, creado por Lluis Bonet, resuelve bien cual es la encrucijada del gestor cultural.

 

 

Bonet, Ll. (2011): Identidad y Evolución de la Profesión del Gestor Cultural.

Por ejemplo, cuando un gestor cultural trabaja para el «AECID, Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo» debe seguir y cumplir los objetivos de la institución y superar los resultados esperados, mediante su evaluación a través de indicadores. En este caso, el problema de retribución económica no es importante, ya que las actividades surgen de presupuestos pre-establecidos. En un primer momento, se debe hacer un análisis del país donde te estableces, ver cuáles son las necesidades y cubrirlas. En el caso de ir a un país donde hay muchos artistas, pero no tienen herramientas para saber venderse o hacerse autónomos, una medida que se debe aplicar es la capacitación en gestión cultural de los artistas. El gestor cultural es el encargado de tomar esta decisión, buscar los profesionales más adecuados y los artistas que lo podrán aprovechar mejor.

Por otra parte, si trabajas para una empresa privada, se debe crear una unión entre las necesidades detectadas en tu entorno con las necesidades económicas de la empresa, con la consecuente búsqueda de proyectos a implementar y estrategias de marketing a aplicar.

Por último, y lo más complicado, la figura del gestor cultural «autónomo». Una figura en la que el gestor detecta las necesidades del entorno, crea el proyecto, busca las sinergias, capta el presupuesto, lo ejecuta y lo evalúa; en muchos de estos casos, el eje principal es cómo hacer realidad el proyecto y poder cubrir gastos.

No obstante, de estas tres figuras, ¿cuál tiene estabilidad económica? ¿qué debe hacer un gestor cultural para introducirse en el mundo laboral? Actualmente, se encuentran una gran y variada oferta académica de másters, tanto es así, que en España se está pensando en impartir el grado de «Gestión Cultural», se puede estudiar desde gestión cultural genérica a miles de cursos de comunicación cultural, marketing enfocado a la cultura, cómo montar una exposición, cómo pedir licitaciones y un largo etcétera. Casi cualquier inquietud que tenga un gestor cultural hay un curso para complementar.

 

Pero, ¿realmente hay un mercado laboral en gestión cultural? ¿las universidades que imparten estos cursos, másteres y, en un futuro, grado ofrecen una inserción laboral real? ¿las instituciones que ofrecen prácticas, a posteriori, van a contratar? ¿la administración pública ofrecen lugares de trabajo o sólo prácticas sin sueldo, o con sueldos ridículos?

A la hora de integrarse al mundo laboral hay diferentes complicaciones. Las diferentes instituciones de la administración pública ofrecen, durante los estudios, una serie de prácticas con el objetivo de profesionalizar y conocer cómo funciona el mundo práctico de la gestión. Estas prácticas suelen ser gratuitas, incluso, en algunos casos, pagadas por el propio estudiante (estudiantes que viajan a países en otros continentes y se pagan los billetes, la estadía y las dietas). ¿No es esta la primera piedra para la precarización del mundo laboral cultural? En otros ámbitos (como es el empresarial o el ingeniero) no permiten que sus alumnos hagan prácticas gratuitas, ya que lo consideran competencia desleal y un abuso.

A continuación se encuentran las becas. Las becas que son demandadas por centenares de personas que ya han terminado los estudios, tienen experiencia nivel voluntario o asociativo en gestión cultural, saben idiomas, tienen varias especialidades, incluso, doctorados; y, les ofrecen, por primera vez, una puerta para la inserción laboral. Al ver las cuantías, ya que son muy demandadas porque, al menos, son remuneradas, sueles oscilar entre los 700€ y 900€ aprox. es el caso de la beca FormArte 2016 (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2016). Es decir, no llegan ni al sueldo mínimo establecido por el Convenio Colectivo que declara que el sueldo mínimo anual bruto sea 16.952€. (BOE nº 168, 2015) Además, una suma ridícula que no permite pagar ni un alquiler ni comida. En algunas convocatorias para solicitar becas sí que se contempla la necesidad o la baremación del expediente académico de los estudios en gestión cultural, como es el caso de las becas MAEC-AECID. En otras, en cambio, simplemente no contemplan la necesidad ni la importancia de tener estudios en gestión cultural, puntúan sobre el técnico superior de animación sociocultural o hacen la baremación a partir de cualquier licenciatura o grado. Los gestores sabemos que un licenciado en historia (por ejemplo) no sabe de gestión si no de investigación, y así pasa con el resto de titulaciones, o para desarrollar las funciones de un gestor cultural piden titulados en ADE, empresariales o marketing. Parece que esta sea la única vía para la inserción en el mundo laboral. Me parece una muy buena iniciativa para la inserción laboral, ¿pero después hay posibilidad de contratación? ¿o la meta laboral es aplicar a becas continuamente? En este caso, ¿no es una forma de continuar precarizando el sector? ¿de no darle importancia? ¿de vulnerar los derechos de los gestores culturales?

Entonces, se encuentra la inserción laboral al mundo empresarial de las empresas de servicios culturales. En primera instancia hay dos páginas web de referencia:

Ambas en los últimos años, han ido perdiendo actualizaciones e impacto debido a la dificultad de englobar las ofertas laboral a nivel mundial y la des-vertebración del ámbito laboral. Te das cuenta que no hay ninguna red en la que se aglutine las ofertas laborales, aunque periódicamente van apareciendo nuevas como infoculture, recursos culturales, etc. Con el impacto de Facebook se encuentran diferentes grupos y páginas, en las que los usuarios van publicando ofertas que va viendo en las empresas, asociaciones y cooperación cultural. Al acudir al SERVEF (Servicio Valenciano de Empleo y Formación, España) te comentan que es un mundo muy endogámico y que las ofertas no aparecen en páginas habituales de búsqueda de trabajo, a pesar de tener en el registro el número de referencia de gestor cultural, no suelen publicar ninguna oferta. En las páginas usuales, suelen publicar ofertas de trabajo que piden idiomas, formación en gestión cultural, cursos, experiencia laboral para ofrecer un empleo de atención al usuario por 5€/hora. En otros casos, pueden publicar ofertas de voluntariado como oferta laboral, porque «es una forma de mantenerse activo». Es el caso que indignó este mes pasado de abril, el Festival Temporada Alta, subvencionada en más de un millón de euros, ofrecía trabajar como voluntario, pero en puestos de trabajo que requieren de cualificación, experiencia y conocimientos, es decir, trabajadores encubiertos sin tener remuneración económica alguna. (Fuster, 2016) Muchas de las empresas de servicios culturales no ofertan empleos calificados con la remuneración adecuada, deben explotar sus presupuestos a la hora de presentarse a licitaciones de la administración pública para que puedan ganar los proyectos y poder mantenerse, ya que la propuesta económica es uno de los ítems más valorados en las propuestas. Por tanto, propuesta de licitación muy económica es sinónimo de precarizar a los trabajadores.

 

Por último, se encuentra la función de gestor cultural autónomo y emprendedor. Dado de alta como autónomo, y con un diagnóstico previo de necesidades, hay que buscar un proyecto y empezar a tocar puertas para que se pueda llevar a cabo, tanto a nivel económico como de recursos humanos y técnicos: instituciones públicas, empresas privadas, búsqueda de patrocinios, estrategias de comunicación, y un largo etcétera. Por desgracia, el principal objetivo es cubrir gastos. Para empezar a moverse hay que contactar con técnicos de cultura, sobretodo a todos los niveles de la administración pública. Desgraciadamente, algunos de estos «técnicos de cultura» no son gestores culturales, no saben qué es un Plan Estratégico y no entienden la cultura como eje de desarrollo, si no como un departamento que se ocupa del entretenimiento. Entonces, ¿cómo es posible que la administración pública capacite centenares de gestores culturales al año pero no obligue a sus técnicos de cultura que estén capacitados? ¡Es como contratar un músico para hacer un proyecto de una vivienda! Al mismo tiempo que para ser guía en Valencia se debe estar habilitado, ¿por qué no se pide la misma titulación para los técnicos y trabajadores de la cultura? Llegado a este punto, es difícil convencer o vender un proyecto, porque el receptor no entiende la envergadura ni el impacto del proyecto ni por qué se debe invertir X euros, si el «amigo» o vecino lo hace por la mitad. Además, de la complicación de hacer entender que los músicos, artistas y creadores culturales deben cobrar, porque han invertido años y recursos en formación, especialización y deben estar remunerados adecuadamente.

Delante de este panorama laboral me viene a la cabeza el Artículo 23 de la Declaración de Derechos Humanos, elaborado por la ONU en 1948:

«Artículo 23

  1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
  2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
  3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
  4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.»

Entonces, ¿realmente existe un mercado laboral para los gestores culturales? Se están haciendo esfuerzos a nivel público y privado para profesionalizar el sector, pero ¿hay un reconocimiento social, político y económico? ¿qué vías hay que seguir para hacer, realmente, de la gestión cultural un ámbito laboral competitivo y fructífero? ¿es posible trabajar para hacer cumplir el derecho a la cultura a costa de pasar por encima el derecho laboral?

 

 

EXISTEIX REALMENT UN MERCAT LABORAL PER ALS GESTORS CULTURALS?

La gestió cultural es basa en gran part per fer complir el dret a la cultura (Article 27), emès per la ONU:

  1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
  2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

ONU (1948): Declaración Universal de los Derechos Humanos.

A més, és un professional polivalent que es mou en diversos àmbits. La figura del gestor cultural varia molt a l’hora de treballar en una institució, empresa privada o autònom. Però, què tenen tots en comú? Els seus projectes deuen cobrir alguna necessitat cultural o social detectada de l’àmbit d’actuació. El gestor cultural deu justificar allò que fa, com ho fa, per a qui ho fa, on ho fa i per què.

És l’estratega de la institució o de l’empresa cultural. Al mateix temps que un encarregat de màrqueting que busca el seu públic meta per als seus productes, o, al contrari, crea un producte per a unes necessitats localitzades; el gestor cultural, compleix aquesta missió a l’àmbit de la cultura esperant un impacte a mitjà-llarg plaç. A més, és l’engranatge central entre tots els agents involucrats i professionals. Un projecte cal que tinga un impacte social o cultural, provocar un canvi, involucrar als seus agents i l’entorn. Crec que aquest esquema de Lluis Bonet resol bé quina és la cruïlla del gestor cultural.

 

Bonet, Ll. (2011): Identidad y Evolución de la Profesión del Gestor Cultural.

Per exemple, quan un gestor cultural treballa per al “AECID, Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo” ha de seguir i acomplir els objectius de la institució i superar els resultats esperats, mitjançant la seva avaluació a través de indicadors. En aquest cas, el problema de retribució econòmica no és important, ja què les activitats sorgeixen de pressupostos preestablerts. En un primer moment, cal fer un anàlisi del país on t’estableixes, veure quines són les necessitats i cobrir-les. En el cas d’anar a un país on hi ha molts artistes, però no tenen ferramentes per saber vendre’s o fer-se autònoms, una mesura que cal aplicar és la capacitació en gestió cultural dels artistes. El gestor cultural és l’encarregat de prendre aquesta decisió, cercar els professionals més adequats i els artistes que ho podran aprofitar millor.

Per altra banda, si treballes per una empresa privada, cal fer una unió entre les necessitats detectades en el teu entorn amb les necessitats econòmiques de l’empresa, amb la conseqüent recerca de projectes a implementar i estratègies de màrqueting a aplicar.

Per últim, i el més complicat, la figura del gestor cultural “autònom”. Una figura en la qual el gestor detecta les necessitats de l’entorn, crea el projecte, busca les sinergies, capta el pressupost, l’executa i l’avalua; en molts d’aquests casos, l’eix principal és com fer realitat el projecte i poder cobrir despeses.

No obstant, d’aquestes tres figures, quina té estabilitat econòmica? Què cal fer quan el gestor cultural es vol introduir al món laboral? Actualment, es troba una gran i variada oferta acadèmica de màsters, tan és així, que s’està pensant en impartir el grau de “Gestió Cultural”, es pot estudiar des de “Gestió Cultural” genèrica a milers de cursos de comunicació cultural, màrqueting cultural, com muntar una exposició, com demanar licitacions i un llarg etcètera. Quasi qualsevol inquietud que tinga un gestor cultural hi ha algun curs per complementar.

Però, realment hi ha un mercat laboral en gestió cultural? Les universitats que imparteixen aquests cursos, màsters i en un futur grau, ofereixen una inserció laboral real? Les institucions i empreses que ofereixen pràctiques, a posteriori, van a contractar? L’administració pública ofereix llocs de treball o sòls pràctiques, en el millor dels casos, amb sous ridículs?

A l’hora d’integrar-se al món laboral hi ha diverses complicacions. Les diverses institucions de l’administració pública ofereixen, durant els estudis, una sèrie de pràctiques per a què et professionalitzes i conegues com funciona el món pràctic de la gestió. Aquestes pràctiques solen ser gratuïtes, fins i tot, en alguns casos, pagades pel propi estudiant (estudiants que viatgen a països en altres continents i es paguen els bitllets, l’estada i les dietes). Aquesta ja no és la primera pedra per a la precarització del món laboral en cultura? En altres àmbits (com és l’empresarial o l’enginyer) no permeten que els seus alumnes facen pràctiques gratuïtes, ja què ho consideren competència deslleial  i un abús.

A continuació es troben les beques. Les beques que són demanades per centenars de persones que ja han acabat els estudis, tenen experiència a nivell de voluntari o associatiu en gestió cultural, saben idiomes, tenen diverses especialitats, fins i tot, doctorats; i, els ofereixen, per primera vegada, una porta per a la inserció laboral. Al mirar les quanties, ja què són molt demandades perquè, almenys, tenen retribució econòmica, solen oscil·lar entre els 700€ i 900€ aproximadament, és el cas de la beca FormArte 2016 (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2016). És a dir, no apleguen ni al sou mínim establert pel Conveni Col·lectiu que estableix el sou mínim anual brut en 16.952€. (BOE nº 168, 2015). A més, una suma ridícula que no permet ni pagar un lloguer i menjar. A més, en algunes convocatòries per a sol·licitar beques sí que es contempla la necessitat o la baremació es fa arrel de l’expedient acadèmic del màster en gestió cultural com és el cas de les beques MAEC-AECID. En altres, en canvi, simplement no contemplen la necessitat ni la importància de tindre el màster en gestió cultural, puntuen sobre el tècnic superior d’animació sociocultural o fan la baremació a partir de qualsevol llicenciatura o grau. Tots els gestors sabem que un llicenciat en història (per exemple) no sap de gestió sinó de investigació, i així passa amb la resta de titulacions, o per desenvolupar les tasques d’un gestor cultural demanen titulats en ADE, econòmiques o màrqueting. Sembla que aquesta és la única via per inserir-se al món laboral. Una molt bona iniciativa per a la inserció laboral, però després hi ha possibilitat de contractació? O la meta laboral és postular a beques contínuament? En aquest cas, no és una forma de continuar precaritzant el sector? De no donar-li importància? De vulnerar els drets dels gestors culturals?

Aleshores, es troba la inserció laboral al món empresarial de les empreses de serveis culturals. En un primer pas trobes dos pàgines web de referència al món cultural:

Ambdós en els últims anys, han anat perdent actualitzacions i impacte per la dificultat d’englobar les diverses ofertes a àmbit mundial. Et dones compte que no hi ha cap xarxa en la qual aglutinen les ofertes laborals, encara que periòdicament van sorgint noves com infoculture, recursos culturals, etc. Amb el impacte de Facebook es troben diversos grups i pàgines que els usuaris van publicant ofertes que van veient a les empreses, associacions i cooperació cultural. Al acudir al SERVEF et comenten que és un món molt endogàmic i que les ofertes no apareixen en pàgines de cerca habitual de treball, a pesar de tindre en el registre el número de referència de gestor cultural, no solen publicar cap oferta. A les pàgines usuals, solen publicar ofertes de treball que demanen idiomes, màster en gestió cultural, cursos, experiència laboral per oferir una feina d’atenció als usuaris per 5€ l’hora. En altres casos, poden publicar ofertes de voluntariat, com oferta laboral, perquè és una forma d’estar actiu. És el cas que va indignar aquest mes passat d’abril, el Festival Temporada Alta, subvencionat amb més d’un milió d’euros, oferia treballar com voluntari, però en treballs que requereixen de qualificació, experiència i coneixements, és a dir, treballadors encoberts sense tindre cap remuneració econòmica. (Fuster, 2016) Les empreses de serveis culturals no oferten treballs qualificats amb la remuneració adequada, tenen que explotar els seus pressupostos a l’hora de presentar-se a licitacions de l’administració pública perquè puguen guanyar els projectes i poder mantindre’s, ja què la proposta econòmica és un dels ítems més valorats a les propostes. Per tant, proposta a licitació molt econòmica és sinònim de precaritzar als treballadors.

 

 

Per últim, es troba la funció de gestor cultural autònom i emprenedor. Amb règim d’autònom, i sota un diagnòstic previ de necessitats, cal buscar un projecte i començar a tocar portes per a què es puga dur a terme tant a nivell econòmic com de recursos humans i tècnics: institucions públiques, empreses privades, recerca de patrocinis, estratègies de comunicació, i un llarg etcètera. Per desgràcia, el principal objectiu és cobrir despeses. Per començar a moure’s cal contactar amb diversos tècnics de cultura  (en la majoria dels casos a tots els nivells de l’administració pública), malauradament et dones compte que molts «tècnics de cultura» no són gestors culturals, no saben què és un Pla Estratègic i no entenen la cultura com eix de desenvolupament, sinó com un departament que s’ocupa de l’entreteniment.  Aleshores, com és possible que l’Administració Pública capacite a centenars de gestors culturals a l’any però no obligue als tècnics de cultura que estiguen capacitats? És com contractar un músic per fer un projecte d’una vivenda! Al mateix temps que per ser guia en València cal estar habilitat, per què no es demana la mateixa titulació per als tècnics de cultura? En aquest punt, convèncer o vendre el teu projecte és molt més complicat, perquè el teu receptor no entén l’envergadura del teu projecte ni perquè cal invertir X euros en un projecte, si el veí o «l’amic» el fa per la meitat. A més de la complicació de fer entendre que els músics, artistes i  creadors culturals cal que tinguen sous, perquè han invertit anys i recursos en formació, especialització i cal estar remunerats adequadament.

Cara a aquest panorama laboral crec que és convenient recordar l’Article 23 de la Declaración de Derechos Humanos, 1948, emesa per la ONU:

«Artículo 23

  1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
  2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
  3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
  4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.»

Aleshores, realment existeix un mercat laboral per als gestors culturals? S’estan fent esforços a nivell públic i privat per professionalitzar el sector, però hi ha un reconeixement social, polític i econòmic? Quines vies cal seguir per fer, realment, de la gestió cultural un àmbit laboral competitiu i fructífer? És possible treballar per fer complir el dret a cultura a costa de passar per damunt el dret laboral?

 

BIBLIOGRAFÍA

 

BOE (2015):Resolución de 3 de julio de 2015, de la Dirección General de Empleo, por la que se registra y publica el Convenio colectivo del sector ocio educativo y animación sociocultural.  Pg: 58845. España.

BONET, LL. (2011):  Identidad y Evolución de la Profesión del Gestor Cultural. Barcelona, España.

CULTUNET (2016): Empleo Cultural. Granada, España.

FABRICA CULTURAL (2016): No encontrada la página web (15/5/2016). Perfil de Linkedin.

FUSTER, P. (2016): Temporada Alta busca desenes de persones disposades a treballar gratuïtament. Ariet, Comunicació Crítica de les Comarques Gironines, Secció Cultura. Abril. Girona, España.

INFOCULTURE (2016): Empleo. Asociación Aragonesa para la Cooperación Culural. Zaragoza, España.

MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (2016): Becas para prácticas de gestión cultural exterior. Madrid, España.

MINISTERIO EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE (2016): Becas FormArte.  Madrid, España.

MODERNA DE PUEBLO (2016): ¿Cómo detectar un pirata laboral?. Canal oficial Youtube. España.

ONU (1948): Declaración Universal de los Derechos Humanos. Art. 23 y 27.

RECURSOS CULTURALES (2016): Convocatorias y oportunidades. Buenos Aires, Argentina.

 

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8 comentarios en “¿Existe realmente un mercado laboral para los gestores culturales?

  1. Hola, me gustaría comentar un par de cosas.

    Lo primero, ¿este artículo de verdad es de mayo de 2016? Porque se dice que van a implantar el Grado en Gestión Cultural en un futuro cuando en la Universidad de Huelva ya llevan 4 años impartiéndolo, de hecho este año salen los primeros egresados, y en la Universidad de Córdoba llevan 2 años impartiendo el mismo título.

    Pero vayamos a lo importante. Por un lado, estoy de acuerdo con que los empleos públicos relacionados con la cultura están denostados y por lo tanto cubiertos con empleados que no tienen nada que ver con la cultura ni saben en muchas ocasiones lo que tienen que hacer. Es cierto que no podemos generalizar, algunos técnicos de cultura que conozco saben hacer muy bien su trabajo y son un ejemplo a seguir, pero no son la mayoría. Sin embargo, somos los propios profesionales de la cultura los que debemos exigir que esos puestos sean ofertados con unos requisitos acordes a las funciones que desempeñan, igual que a un maestro se le solicita una titulación determinada y unas oposiciones específicas para poder obtener su plaza, por ejemplo. Y de igual forma deberíamos presionar para que las grandes becas estén baremadas consecuentemente.

    Pero no creo que esté bien planteada la pregunta principal que estás haciendo. Por supuesto que existe un mercado laboral para los gestores culturales, puesto que existiendo creadores, ciudadanos y usuarios siempre va a estar la necesidad de que alguien medie entre los tres picos del esquema. Sin embargo, sí que has dado en la clave cuando has tratado la parte de la administración pública, puesto que es el Estado el que debe crear ese campo de cultivo en el que trabajar, el que debe establecer el terreno en el que proliferar los agentes implicados (artistas, sociedad y gestores). Tal y como hablábamos de los técnicos de cultura, es la Administración la que debe dar ejemplo y apoyo para una buena gestión de la cultura.

    Por otro lado, No creo que debamos cuestionar la existencia de estudios relacionados con la gestión cultural por el nivel de trabajo que encuentran los egresados al terminar sus estudios. Aunque sí que es cierto que los estudios de Gestión Cultural deben estar bien enfocados hacia el trabajo que se va a realizar al finalizarlos.

    Para terminar simplemente quería comentar que me ha parecido muy interesante el artículo y sobre todo la pregunta inicial.

    1. Muchas gracias Sara por tu aportación! Cuando me refiero a la creación de grado hablaba de Valencia, siento no haber comentado los grados que ya se están ofertando. En ningún caso deseo generalizar que no hay técnicos en cultura que son excelentes, de hecho he tenido la suerte de poder trabajar con algunos de ellos y, además, hay grandes profesionales que han hecho posible que pueda plantearme este artículo y luchan cada día para la profesionalización del sector y el desarrollo teniendo como base la cultura en países de todo el mundo. La cuestión es que creo que se debería plantear la profesionalización no sólo en el ámbito académico sino también en el ámbito laboral creando medidas que velen por la aplicación real y correcta de la gestión cultural, tanto a nivel público como privado. Creo firmemente que hay un mercado laboral, de hecho considero que es el eje para garantizar el derecho a la cultura y fomentar el desarrollo de los creadores culturales, pero mi planteamiento es cómo podemos velar por la inserción real, la dignificación de la profesión y la valoración de la profesión. De nuevo, muchas gracias!

  2. Gracias por compartir este interesante artículo y los comentarios. Como en muchos ámbitos profesionales el panorama no es alentador, lo mismo que las acotadas oportunidades.

    Desde una visión emprendedora, al menos como alternativa, considero que es necesario fortalecer los criterios de alianzas para proyectos específicos, puesto que no hay muchos espacios para una adecuada «valoración» gremial.

    Posiblemente el esquema de mercado actual haya que repensarlo con fórmulas asociativas y colaborativas que no dejen margen a esa suerte de «maltrato» que evidencias en el artículo.

    Saludos,

    1. ¡Muchas gracias andARTE por tu aportación! Efectivamente, yo también considero que el futuro de la profesión se basa en las fórmulas asociativas y el trabajo en red, pues enriquece muchísimo los proyectos y sus impactos. Por este motivo, y a pesar de no comentarlo en el artículo, considero que las asociaciones profesionales de gestores culturales (y de todo el ámbito cultural en general) son necesarias.

      A pesar del panorama desalentador creo que realmente hay un futuro en la profesión y que con sinergias podremos hacer de la gestión cultural un campo laboral fructífero.

  3. Gracias por el artículo, me pareció también muy interesante. Soy francesa pero vivo en Barcelona y voy entendiendo poco a poco las diferencias. La verdad es que sí, es muy complicado encontrar empleo en el sector y el número de ofertas públicadas en todo el territorio es muy bajo. Participo a una página que busca crear una comunidad y difundir las ofertas en facebook (proyecto que se inspiró de una página francesa con 30.000 usuarios !), de hecho la dejo aquí por si os interesa: https://www.facebook.com/groups/1535820123381001/

    Saludos

    1. Hola Chloé! Muchas gracias por tu aportación. Conozco tu página, de hecho hace tiempo que la sigo y es una de las que me refiero en el artículo. ¡Muchas gracias por tan buena iniciativa! Considero, cada vez más, que el trabajo en red y asociativo es el eje para el desarrollo del sector y gracias a páginas como la tuya se puede conseguir. Respecto a Francia, ¿Cuál es el panorama? ¿crees que hay más facilidad para la mobilidad e inserción laboral? ¿qué aspectos crees que podríamos implantar aquí?
      ¡Muchas gracias!

      1. Es la página de todos y espero que todos se animarán a colaborar y hacerla más y más viva así como grande!
        En Francia el panorama es un poco distinto en cuanto a la transpariencia, se sabe para quién vas a trabajar y en qué condiciones antes de postular a una oferta. Pero también tenemos nuestros problemas!

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