#Buenasprácticas en una exposición etnológica. El caso de l’ETNO de València

Castellano parte superior / Valencià part inferior

Muchas veces cuando pensamos o nos imaginamos un museo de etnología nos viene a la mente el típico museo con piezas del campo descontextualizadas y cartelas con mucho texto. Pensamos en una exposición centrada en el tipo de vida que había a principios de siglo y pensamos que no tiene cabida la sociedad actual, la realidad de las ciudades actuales caracterizadas por la diversidad cultural, la gentrificación y la globalización. Pero, ¿es posible que una exposición nos haga reflexionar sobre el tipo de ciudad actual? ¿su arquitectura? ¿su diversidad cultural pero al mismo tiempo la cultura imperante a raíz de la globalización? La respuesta es: Sí, y el museo L’ETNO de València (España) es un claro ejemplo. Una simbiosis perfecta entre contenido y museografía.

Al entrar al museo y acceder a sus salas ya puedes sentir que será diferente. Los pasillos con arte urbano, dan un toque dinámico e invitan a entrar en la exposición. Además, este recurso conecta realmente bien con el público juvenil, pues es un tipo de lenguaje que conocen y se sienten reflejados. Han sacado la exposición a todo el centro, aspecto que dinamiza y aporta información, huyendo de discursos más tradicionales.

Vemos cómo han usado el arte urbano para actualizar el discurso expositivo con la crisis del COVID-19, reflejando que es un museo que está vivo.

La exposición es completamente inmersiva, un recorrido sinuoso que juega con el continuo diálogo entre pasado y presente, intentando dar respuesta a la pregunta: ¿qué es ser valenciano o valenciana? En un lado podemos ver la Estación del Norte, típica de l’arquitectura modernista, y justo enfrente la estación del AVE que refleja la rapidez, la comunicación fugaz, el intercambio, la hiperconectividad y las redes actuales de transporte que permiten estar conectados en cualquier lugar.

Más adelante, se puede apreciar la casa. ¿Qué es la casa? ¿Quién vive en las casas valencianas? Una rápida imagen da la respuesta: una casa de principios de siglo en la cual se ve la cama, los muebles, la ropa, los recuerdos y las fotografías; y un choque instantáneo, con un apartamento vacío, con muebles despersonalizados, sin rastro de sus habitantes, y una maleta a modo de reflejo de qué tipo de habitantes tiene: los turistas. Una despersonalización completa del espacio, y, por ende, de la ciudad. Con estos recursos visuales se interpela directamente a nuestro sentimiento sobre la ciudad y nuestra realidad. Nos invita a plantearnos, ¿qué son los barrios? ¿quiénes son nuestros vecinos? ¿dónde quedamos los valencianos y valencianas?

El tipo de comercio de la ciudad también se plantea en la exposición. Un negocio de toda la vida, en la cual se aprecian los productos de la zona, el tipo de telas, de distribución. Se nota que es un negocio familiar, muy personalizado, en el cual sabes que una profesional te atenderá y te guiará. Un tipo de negocio que invita a entrar y preguntar: ¿qué me recomiendas? ¿cómo hago esto? He tenido este problema, ¿cómo lo puedes arreglar? Directamente en el otro lado una máquina de vending. La inmediatez, la despersonalización, el no contacto humano, la estandarización en los productos y en las necesidades. Otro choque de realidad. ¿Quién está detrás de este vending? ¿quién hace el producto? ¿quién me asesora?

Siguiendo por la exposición, esta dicotomía se repite hasta que llegas a una cabina telefónica. ¡No hace tantos años que la ciudad estaba llena de estas cabinas para poder comunicarnos! Invita a entrar e interactuar. En sus botones, el reflejo de la diversidad cultural, cada botón el idioma de una persona valenciana: castellano, valenciano, árabe, chino, rumano… La ciudad es multicultural, pero ¿hay intercambios entre las culturas de origen de las personas migrantes? ¿la cultura valenciana se está enriqueciendo? ¿Conseguiremos ser una sociedad intercultural? Invita a hablar, compartir y descubrir la riqueza cultural que actualmente alberga la ciudad.

Por último, las fiestas. Las fiestas se han quedado como el ejemplo de la identidad de un lugar, el resquicio de la particularidad de un territorio, un espacio y de su ciudadanía. Un recurso como la realidad aumentada nos permite ir probándonos los vestidos festivos de diferentes épocas y diferentes fiestas que se celebran en Valencia (Fallas, Año Nuevo Chino, el Carnaval…). Esta gamificación nos permite introducirnos en las fiestas y vivirlas por un momento. Pero, además, está pensada para el tipo de comunicación actual por las redes sociales. La fotografía, captar el momento, y compartirlo a través de internet con nuestras amistades y con personas del mundo entero. Es instantáneo, una imagen, vivir una fiesta, se convierte en un mensaje público, en una identidad pública.

Interesante recurso museográfico de Realidad Aumentada a modo de juego para visualizar las vestimentas típicas de diferentes festividades tanto de mujeres como de hombres.

Un mensaje complejo que tiene varias lecturas: la lectura de la fiesta pero también de lo desapercibido en la parte inferior izquierda. No todo lo que reluce es oro. En una esquina, casi desapercibida, está la realidad. La ciudad no se puede entender sin sus «invisibles» personas que están fuera de los muros, que viven y duermen a sus pies, las personas sin hogar también forman parte de nuestra sociedad y de la ciudad. ¿Cómo conseguir que no haya segregación? ¿Cómo conseguir una sociedad inclusiva e igualitaria?

Esta exposición hace uso de recursos museográficos atrayentes, que invitan a la participación activa de las personas usuarias, apela a la empatía, la nostalgia, la presencia de todas las personas que habitan la ciudad, la revalorización de la diversidad cultural y poner la vista en un futuro. Cuando una exposición te deja más interrogantes que respuestas ha cumplido su objetivo, ha despertado tu interés y curiosidad. ¿Qué recursos los permite?

• El uso de espacios comunes como antesala de la exposición.
• Tipo de lenguaje y recursos visuales contemporáneos, atrayentes y tradicionalmente relacionados con espacios exteriores, como es el caso del arte urbano.
• El recorrido sinuoso, inmersivo y atrayente.
• El diálogo continuo entre pasado y presente, de forma contextualizada y ágil. No han sobrecargado de información ningún espacio mediante objetos, imágenes y texto.
• Los recursos interactivos, mediante elementos populares conocidos que nos invitan a adentrarnos.
• La gamificación como elemento de ilustración y actualidad para atraer todo tipo de público.
• Los recursos tecnológicos actuales que nos invitan a usar las redes sociales y compartir la experiencia y la reflexión.
• El uso de #hashtags como etiquetas de la realidad.
• El no uso descontextualizado de los recursos tecnológicos.
• La no abundancia de textos escritos.
• El contenido informativo actual que refleja los cambios de la sociedad.

En fin, la exposición de L’ETNO nos invita a reflexionar, a cuestionarnos nuestro presente, a pensar en la globalización como una realidad, la diversidad cultural como un punto fuerte. Pero, ¿estamos preparados y preparadas para poder asumirlo? ¿es el tipo de sociedad que queremos? ¿y el tipo de ciudad?

#BonesPràctiques en una exposició etnològica. El cas de l’ETNO de València

Moltes vegades quan pensem o ens imaginem un museu d’etnologia ens ve a la ment el típic museu amb peces de camp descontextualitzades i carteles amb molt de text. Pensem en una exposició centrada en el tipus de vida que hi havia a principis de segle i pensem que no té cabuda la societat actual, la realitat de les ciutats actuals caracteritzades per la diversitat cultural, la gentrificació i la globalització. Però, és possible que una exposició ens faça reflexionar sobre el tipus de ciutat actual? La seua arquitectura? La seua diversitat cultural però a el mateix temps la cultura imperant arran de la globalització? La resposta és: Sí, i el museu L’ETNO de València (Espanya) n’és un clar exemple. Una simbiosi perfecta entre contingut i museografia.

A l’entrar al museu i accedir a les seues sales ja pots sentir que serà diferent. Els passadissos amb art urbà, donen un toc dinàmic i convida a entrar a l’exposició. A més, aquest recurs connecta realment bé amb el públic juvenil, ja què és un tipus de llenguatge que coneixen i se senten reflectits. Han tret l’exposició a tot el centre, aspecte que dinamitza i aporta informació, fugint de discursos més tradicionals.

Veiem com han fet servir l’art urbà per actualitzar el discurs expositiu amb la crisi del COVID-19, reflectint que és un museu que està viu.

L’exposició és completament immersiva, un recorregut sinuós que juga amb el continu diàleg entre passat i present, intentant donar resposta a la pregunta: què és ser valencià o valenciana? En una banda podem veure l’Estació de Nord, típica de l’arquitectura modernista, i just davant l’estació de l’AVE que reflecteix la rapidesa, la comunicació fugaç, l’intercanvi i les xarxes actuals de transport que permeten estar connectats en qualsevol lloc.

Més endavant, es pot apreciar la casa. Què és la casa? Qui viu a les cases valencianes? Una ràpida imatge dóna la resposta: una casa de principis de segle a la qual es veu el llit, els mobles, la roba, els records i les fotografies; i un xoc instantani, amb un apartament buit, amb mobles despersonalitzats, sense rastre dels seus habitants, i una maleta a manera de reflex de quin tipus d’habitants té: els turistes. Una despersonalització completa de l’espai, i, per tant, de la ciutat. Amb aquests recursos visuals s’interpel·la directament al nostre sentiment sobre la ciutat i la nostra realitat. Ens convida a plantejar-nos, què són els barris? Qui són els nostres veïns? On quedem els valencians i valencianes?

El tipus de comerç de la ciutat també es planteja en l’exposició. Un negoci de tota la vida, en la qual s’aprecien els productes de la zona, el tipus de teles, de distribució. Es nota que és un negoci familiar, molt personalitzat, en el qual saps que una professional t’atendrà i et guiarà. Un tipus de negoci que convida a entrar i preguntar: què em recomanes? Com faig això? He tingut aquest problema, com ho pots arreglar? Directament a l’altra banda una màquina de vending. La immediatesa, la despersonalització, el no contacte humà, l’estandardització en els productes i en les necessitats. Un altre xoc de realitat. Qui hi ha darrere d’aquest vending? Qui fa el producte? Qui m’assessora?

Seguint per l’exposició, aquesta dicotomia es repeteix fins que arribes a una cabina telefònica. No fa tants anys que la ciutat estava plena d’aquestes cabines per poder comunicar-nos! Convida a entrar i interactuar. En els seus botons, el reflex de la diversitat cultural, cada botó l’idioma d’una persona valenciana: castellà, valencià, àrab, xinès, romanès … La ciutat és multicultural, però hi ha intercanvis entre les cultures d’origen de les persones migrants? La cultura valenciana s’està enriquint? Aconseguirem ser una societat intercultural? Convida a parlar, compartir i descobrir la riquesa cultural que actualment alberga la ciutat.

Finalment, les festes. Les festes s’han quedat com l’exemple de la identitat d’un lloc, l’escletxa de la particularitat d’un territori, un espai i de la seua ciutadania. Un recurs com la realitat augmentada ens permet anar posant-nos els vestits festius de diferents èpoques i diferents festes que se celebren a València (Falles, Any Nou Xinès, el Carnaval …). Aquesta gamificació ens permet introduir-nos en les festes i viure-les per un moment. Però, a més, està pensada per al tipus de comunicació actual a les xarxes socials. La fotografia, captar el moment, i compartir-lo a través d’internet amb les nostres amistats i amb persones de tot el món. És instantani, una imatge, viure una festa, esdevé un missatge públic, en una identitat pública.

Interessant recurs museogràfic de Realitat Augmentada a manera de joc per visualitzar les vestimentes típiques de diferents festivitats tant de dones com d’homes.

Un missatge complex que té diverses lectures: la lectura de la festa però també d’allò desapercebut a la part inferior esquerra. No tot allò que rellueix és or. En una cantonada, gairebé desapercebuda, hi ha la realitat. La ciutat no es pot entendre sense els seus «invisibles» persones que estan fora dels murs, que viuen i dormen als seus peus, les persones sense llar també formen part de la nostra societat i de la ciutat. Com aconseguir que no hi haja segregació? Com aconseguir una societat inclusiva i igualitària?

Aquesta exposició fa ús de recursos museogràfics atraients, que conviden a la participació activa de les persones usuàries, apel·la a l’empatia, la nostàlgia, la presència de totes les persones que habiten a la ciutat, la revaloració de la diversitat cultural i posar la vista en un futur. Quan una exposició et deixa més interrogants que respostes ha complert el seu objectiu, ha despertat el teu interès i curiositat. Quins recursos ho permeten?

• L’ús d’espais comuns com avantsala de l’exposició.
• Tipus de llenguatge i recursos visuals contemporanis, atraients i tradicionalment relacionats amb espais exteriors, com és el cas de l’art urbà.
• El recorregut sinuós, immersiu i atraient.
• El diàleg continu entre passat i present, de forma contextualitzada i àgil. No han sobrecarregat d’informació cap espai mitjançant objectes, imatges i text.
• Els recursos interactius, mitjançant elements populars coneguts que ens conviden a endinsar-nos.
• La gamificació com a element d’il·lustració i actualitat per atreure tot tipus de públic.
• Els recursos tecnològics actuals que ens conviden a fer servir les xarxes socials i compartir l’experiència i la reflexió.
• L’ús d’#hashtags com etiquetes de la realitat.
• El no ús descontextualitzat dels recursos tecnològics.
• La no abundància de textos escrits.
• El contingut informatiu actual que reflecteix els canvis de la societat.

En fi, l’exposició de l’ETNO ens convida a reflexionar, a qüestionar-nos el nostre present, a pensar en la globalització com una realitat, la diversitat cultural com un punt fort. Però, estem preparats i preparades per poder assumir-ho? És el tipus de societat que volem? I el tipus de ciutat?

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