¿Coordinar un festival multidisciplinar siendo mujer de 30 años?

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¿Gestionar un festival multidisciplinar siendo mujer con 30 años?

He tenido el placer de coordinar, junto a un maravilloso equipo, durante 2 ediciones el primer festival en Valencia que celebra el largo camino recorrido hacia la igualdad de género y que anima  la ciudadanía y a las diferentes entidades (públicas y privadas) a seguir luchando cada día para conseguir una igualdad real.

Pero, ¿cómo ha sido enfrentarse a este gran reto siendo mujer y joven? Por desgracia, en la mayoría de casos cuando alguien imagina la figura de la coordinación de un festival, enseguida le viene la mente la imagen de un hombre y mayor de 40 años. Sólo echando un vistazo a los profesionales del ámbito cultural que están en la cúspide de este ámbito son hombres, y, más, en el entorno de los festivales musicales. En algunos casos, aunque sea un festival femenino, el propio coordinador y/o productor es hombre y declara que tomó esa variante empujado por las mujeres de su equipo (no porque sea necesario y él considere que debe haber un cambio) y porque últimamente vende y les «da caché». Aunque hace un par de años lo comentabas en el ámbito y solían aparecer frases como «si programo grupos musicales femeninos, la venta de entradas cae». La gran mayoría programa sin una base de calidad, focalización del público meta o los objetivos del proyecto, simplemente «se adaptan al rendimiento económico y posicionamiento dentro del sector». Pero no solo no se encuentran mujeres en el escenario, si no que en la parte trasera sigue siendo un mundo mayoritariamente masculino: técnicos de sonidos masculinos, gestores culturales, productores y un largo etcétera. Sólo hace falta pasar por algún congreso relacionado con el ámbito cultural y fijarse quienes están en las posiciones de poder, aunque últimamente es gracioso verlos cómo defienden la presencia de las mujeres (aspecto que hasta los últimos años no les importaba en absoluto).  Parece que actualmente se ha visto la necesidad de visibilizar las mujeres encima de los escenarios y yo me pregunto ¿por qué no también detrás de los escenarios? Es decir, en la parte de logística, de búsqueda de proveedores, de gestión, de comisariado, de negociación y un largo etcétera. Sobretodo me sorprende siendo que el ámbito laboral de la cultura hay más mujeres que hombres, pero todas ellas en papeles secundarios. Aunque en los últimos 2 años ha habido un repunte en la visibilización, ya que se han empezado a dar a conocer mujeres en el sector cultural, muchas veces parece más «una limpieza de cara» o «purple washing» que realmente un cambio verídico, además que muchas personas se han unido simplemente «porque vende».

En este punto es donde empieza el reto. ¿Cómo hacer que te tomen en serio? Me ha sucedido de ir a reuniones y tomarme por la becaria o quedarse con la boca abierta, porque me ven joven. El famoso «mansplanning» es muy común en estos casos, te explican desde los orígenes todos los detalles como si no tuvieras experiencia o conocimientos, aunque debo decir que cuando me dan esas «clases particulares», algunas veces, he extraído mucha información y he perfilado algunos aspectos de forma positiva. Pero, en ese momento te preguntas: ¿es por qué me ves joven? ¿por qué soy mujer? No queda otra alternativa que respirar, sonreír y asentir (pues hay intereses laborales en juego). Recordamos que si un hombre se impone, es un líder, si es una mujer es una marimandona, histérica o «con demasiado carácter». ¿Cuántas veces habéis oído estos adjetivos relacionados con mujeres y no con hombres? ¿Cómo se etiquetan a los jefes y jefas? Entonces te ves en la dicotomía de seguir siendo amable, respirar y aguantar el tipo o mostrar autoridad de forma firme  para que te respeten, pero sin ser demasiado «brusca» pues entonces pasas a ser «histérica». Aspecto que los hombres no les pasa ni por la cabeza. Se ve claramente a la hora de negociar o cuando gestionan equipos, no dudan en ser bruscos sin importar cómo los juzga la sociedad.  Después, viene el aspecto del «pedigree» ¿quién eres? ¿quién te conoce? Aunque seas tú la coordinadora te ves expuesta varias veces a demostrar tu valía, mediante la gente importante (según para ellos y ellas) que conoces o dando un breve resumen de tu vida laboral y de tus conocimientos para que entonces te tomen en cuenta, tanto dentro del propio sector cultural como fuera del sector. En este campo debes tener pedigree que te refuerce o nadie te va a tomar en cuenta, aunque tengas una visión novedosa. Este aspecto te pasa con casi todos los roles laborales dentro del festival. Pero, sobretodo, se repite y de forma más evidente en el ámbito de la música. La negociación con los managers y empresas de luz y sonido, en su mayoría hombres, que dejan claro desde un principio que ellos tienen la batuta y que las condiciones laborales y económicas dependerán de quién eres, a quién conoces y cuál es tu género. En cambio, en las artes escénicas este fenómeno no se da tanto, ¿será por que estas disciplinas, por desgracia, tienen menos visibilidad, reconocimiento y rendimiento económico en la sociedad?

El aspecto de los proveedores y personal técnico puede ser «a priori» el más complicado, cuando te presentas o negocias con hombres de unos 50 años te miran asombrados (si lo haces por teléfono te evitas las caras de sorpresa) y sobretodo siempre sale el tema de los hijos: «mi hijo de tu edad es becario en no sé donde», de esa forma adquieren ese «falso paternalismo hacia ti». Desgraciadamente, esta actitud no se centra sólo en los hombres también en las mujeres de la misma generación, causado, seguramente, por la precariedad laboral juvenil (y no tan juvenil) que nos ha abocado a una inserción laboral tardía y temporal a lugares de trabajo con responsabilidad. Esta situación se dio incluso con profesionales que trabajan «supuestamente» en la inserción laboral de mujeres, pero que delante de alguien que consideran «más joven» lo relacionan con falta de experiencia y desconfianza, provocando una situación de lo más «paradójica».

No obstante, la sensación general fue muy satisfactoria grandes profesionales que dejaron de lado los estereotipos y prejuicios, apostando, aportando su experiencia, emocionándose y formando parte de este nuevo y joven proyecto. Junto a las miles de personas que participaron en el festival, provocaron una sensación de empoderamiento y de lucha para que en un futuro no hayan prejuicios de género, ni generacionales, ni basados en tu «pedigree».

 

 

Gestionar un festival multi-disciplinar sent dona amb 30 anys?

Vaig tindre el plaer de coordinar, junt amb un meravellós equip, durant 2 edicions el primer festival a València que festejava el llarg camí recorregut cap a la igualtat de gènere i que anima a la ciutadania i a les diverses entitats (públiques i privades) a seguir lluitant cada dia per aconseguir una igualtat real.

Però, com ha estat enfrontar-se a aquest gran repte sent dona i jove? Per desgràcia, a la majoria dels casos quan una s’imagina la figura de la coordinació d’un festival, de seguida li ve al cap la imatge d’un home i major de 40 anys. Només fent una ullada als professionals de l’àmbit cultural que estan a la cúspide d’aquest àmbit són homes, i, més, a l’entorn dels festivals musicals. En alguns casos, encara que siga un festival femení, el propi coordinador i/o productor és home i declara que va prendre aquesta decisió arrel de les dones del seu equip (no perquè siga necessari i ell considere que cal que hi haja un canvi) i, perquè últimament ven i els «dóna caxè». Encara que fa un parell d’anys ho comentaves i, normalment, apareixien frases com «si programe grups musicals de dones, la venta d’entrades cau». La gran majoria programa sense una base de qualitat, focalització del públic meta o els objectius del projecte, simplement «s’adapten al rendiment econòmic i posicionament dins del sector». Però no només no es troben dones a l’escenari, sinó que a la part de darrere continua sent un món majoritàriament masculí: tècnics de so, gestors culturals, productors i un llarg etcètera. Només fa falta passar per algun congrés relacionat amb l’àmbit cultural i fixar-se qui està a les posicions de poder, encara que últimament és graciós veure’ls com defenen la presència de les dones (aspecte que fins als últims anys no els importava gens). Sembla que actualment s’ha vist la necessitat de visibilitzar les dones damunt dels escenaris, i jo em pregunte: per què no també darrere dels escenaris? És a dir, a la part de logística, de recerca de proveïdors, de gestió, de comissariat, de negociació i un llarg etcétera. Sobretot em sorpren sent que l’àmbit laboral de la cultura hi ha més dones que homes, però totes ells en papers secundaris. Encara que els últims 2 anys s’ha notat un creixement substancial amb la visibilització, ja què s’ha començat a donar a conèixer dones al sector cultural, moltes vegades sembla més una «neteja de cara» o «purple washing» que realment un canvi verídic, a més que moltes persones s’han unit simplement «perquè ven».

En este punt és on comença el repte. Com fer que et tinguen  en compte de veritat? M’ha passar d’anar a reunions i prendre’m per la becària o quedar-se amb la boca oberta, perquè em veuen jove. El famós «mansplanning» és molt comú en estos casos, t’expliquen des dels origens tots els detalls com si no tingueres experiència o coneixments, encara que he de dir que quan em donen estes «classes particulars», algunes vegades, he extret molta informació i he perfilat alguns aspectes de forma positiva. Però, en este moment et preguntes: és per què em veus jove? per què sóc dona? No queda altra alternativa que respirar, somriure i assentir (ja què hi ha interessos laborals en joc). Recordem que si un home s’imposa, és un líder, si ho fa una dona és una histèrica, marimandona o amb «massa caràcter». Quantes voltes heu escoltat aquests adjectius relacionats amb dones i no amb homes? Com s’etiqueten els homes i dones com a caps? Aleshores et veus amb la dicotomia de seguir sent amable, respirar i aguantar les formes o mostrar autoritat de forma firma perquè et respecten, però sense ser massa «brusca» ja què aleshores passes a ser «histèrica». Aspecte que als homes no els passa ni pel cap. Es veu clarament a l’hora de negociar o quan gestionen equips, no dubten en ser bruscos sense importar com els jutge la societat. Després, ve l’aspecte del «pedigree», qui eres? Qui et coneix? Encara que tu sigues la coordinadora et ves exposada diverses voltes a demostrar la teva validesa, mitjançant la gent important (segons per ells i elles) qui coneixes o donant un breu resum de la vida laboral i dels teus coneixements perquè aleshores et tinguen en compte, tant dins del propi sector cultural com fora. Però, sobretot, es repeteix de forma més evident a l’àmbit de la música. La negociació amb els managers i empreses de llum i so, en la seua majoria homes, que deixen clar des d’un inici que ells tenen la batuta i que les condicions laborals i econòmiques dependran de qui eres, a qui coneixes i quin és el teu gènere. En canvi, a les arts escèniques aquest fenómen no és tan visible, serà per que aquestes disciplines, per desgràcia, tenen menor visibilitat, reconeixement i rendiment econòmic a la societat?

L’aspecte dels proveïdors i personal tècnics pot ser «a priori» el més complicat, quan et presentes o negocies amb homes d’uns 50 anys et miren assombrats (si ho fas per telèfon t’evites les car4s de sorpresa) i sobretot sempre ix el tema dels fills: «el meu fill, de la teua edat, és becari en no sé on», d’aquesta forma adquireixen eixe «fals paternalisme cap a tu». Desgraciadament, aquesta actitud no es centra només als homes també a les dones de la mateixa generació, causat, segurament per la precarietat laboral juvenil (i no tant juvenil) que ens ha abocat a una inserció laboral tardana i temporal a llocs de treball amb responsabilitat.  Aquesta situació es dóna inclús amb professionals que treballen «suposadament» amb la inserció laboral de dones, però que davant d’algú que consideren «més jove» ho relacionen amb falta d’experiència i desconfiança, provocant una situació «paradoxal».

No obstant, la sensació general va ser molt satisfactòria, grans professionals que deixaren de banda els estereotips i prejudicis, apostant, aportant la seua experiència, emocionant-se i formant part d’aquest nou i jove projecte. Junt amb les milers de persones que participaren al festival, provocaren una sensació d’empoderament i de lluita perquè en un futur no hi haja cap prejudici de gènere, generacional, ni basats amb el teu «pedigree».

 

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