Centros Culturales Públicos vs Centros Culturales Privados

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CENTROS CULTURALES PÚBLICOS VS CENTROS CULTURALES PRIVADOS

 

La pregunta es la siguiente: ¿realmente los centros culturales públicos incentivan las industrias culturales?  Esta pregunta me pasa por la cabeza desde que empecé a itinerar, de forma independiente, por la ciudad de San José de Costa Rica una obra de teatro llamada «¡Buenas Noches, Idiota! #Teatronoticiasenvivo«. Una obra de teatro que fomenta la crítica social y la participación ciudadana con un formato experimental de interacción directa con el usuario.

Uno de los objetivos de la gira es crear una red de sinergias entre diferentes espacios que apuesten por las industrias culturales emergentes, por las nuevas manifestaciones artísticas, y por  la crítica y la reivindicación social. Es decir, lugares que apuesten por representar la llama de San José.

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La lógica me dijo que primer empezar por las instituciones culturales públicas tanto nacionales, costarricenses, como internacionales. Pensaba que al ser públicas y tener entre sus objetivos el fomento al desarrollo cultural del país, ofrecerían ayudas o, al menos, pagos no precarios. Al contactar con ellos, me dí cuenta de 2 aspectos: 1, que programan con mucha antelación y sólo contactan con proyectos provenientes de la misma institución, por tanto, proponerles actividades a realizar a un mes o dos vista es complicado; 2, tienen espacio pero no recursos. ¿A qué me refiero cuando digo el espacio pero no los recursos? Les presentas el proyecto, les gusta, te lo aceptan (siempre y cuando case con sus líneas de actuación) y te dicen adelante; parece que todo va bien, pero, cuando hablas de honorarios saltan todas las alarmas… ¿honorarios? ¿Pagar por un espectáculo? Jajajaajajaj ¡NUNCA! ¡No tenemos dinero! Mi respuesta: ¿Disculpe? ¿Cómo quiere presentar una obra en su espacio? Respuesta: ¡Uy! Es un gran lujo presentar aquí,  les hará de catapulta, la gente les conocerá y fidelizarán público. Yo: ¿Podemos cobrar entrada? Porque es necesario pagar a todo el equipo: actor, actriz, dirección (también guión), diseño, impresiones, producción, etc. Respuesta: ¡NO! Nosotros defendemos una entrada gratuita, estamos para garantizar el acceso público a cualquier manifestación cultural, por tanto, no dejamos cobrar entrada. Es más, en uno de los museos cobran por hacer un día uso de sus salas y… ¡tienen lista de espera! En este momento me recordé de un «meeting show» de una institución cultural de Madrid (no recuerdo el nombre) por twitter que debías pagar para dar a conocer lo que hacías. ¡ALUCINANTE!

Me quedé pensando, junto al director de la obra: Entonces, si no nos pagan, porque no tienen dinero, no nos dejan cobrar porque va en contra de sus principios de «Democratización» (o eso dicen) de la cultura, ¿a quién están ayudando? ¿A quién fomentan? ¿No están, más bien, precarizando el ámbito profesional de la cultura? ¿No están, precisamente, haciendo todo lo contrario? ¿Que uno tenga que trabajar en supermercados, de camarera, call centers, etc. para después en su tiempo libre se dedique al «hobbie» de la cultura? ¿De qué sirve tener unas instalaciones culturales y un equipo de trabajo si no se puede pagar al gremio cultural de la zona? ¿Quién fomenta qué? En medio de todos estos pensamientos, me vuelve a llamar el director de la obra y me dice: en una institución cultural pública me han comentado que no pueden hablar de temas políticos. Mi cabeza explotó: ¿En serio? ¿La cultura no es, precisamente, libertad de expresión? ¿Cómo es posible que no dejen presentar obras con un fondo de reivindicación política?

Respiré, volví a llamar y les pregunté: Está bien, no tenéis dinero para pagar la obra, no nos dejáis cobrar, pero si tuvierais contactos con algún patrocinador que nos patrocinara o colaborara podríamos hacer un acuerdo. Respuesta: Uy no, eso lo debéis buscar por vuestro lado.

Entiendo que la administración pública no es un banco, no es un pozo sin fondo, y hay que tener una limitaciones para que su sello sea sinónimo de «garantía de calidad». Pero, esto es un hecho, y el otro es incentivar y ser pieza clave para un sistema laboral precario en el cual el trabajo se regala y aún te están haciendo «un favor».

Conclusión: Los Centros Culturales de la Administración Pública, sea de donde sea, no van a mover un dedo para fomentar ningún tipo de crecimiento de la indústria cultural independiente, que no venga «apoyada» de otra institución pública como museos, universidades, gente «muy bien posicionada» del gremio, etc. Entonces, ¿qué tipo de profesional cultural se fomenta? ¿Cuáles son los requisitos para acceder? ¿Quién tienen que ser sus «padrinos»? ¿Las instituciones culturales de la administración pública solo apoyan y colaboran con otras instituciones, que precisamente también son de la administración pública? En otro post lo comentaré. Son respuestas muy largas…

No lo hubiese pensado nunca, pero me quedaba la parte más linda y satisfactoria, la cuestión privada. Elegimos una serie de espacios alternativos que fomentasen creadores emergentes. Algunos de estos espacios son nuevos, otros con trayectoria y otros que son referentes en cultura alternativa y experimentación del país. Todos estos tienen un punto en común: cuando le presentamos el proyecto les encantó. Me respondieron: estamos dispuestos a apostar por manifestaciones artísticas alternativas que fomenten la reivindicación social y el pensamiento crítico. Todos ellos aceptan el cobro de entrada y van según % según venta de entradas (excepto un espacio que cobran por alquiler). ¡No es curioso que la pequeña empresa privada, tradicionalmente relacionada con el capitalismo y el ocio sin reflexión, es la que realmente se arriesga para potenciar los artistas emergentes? ¿Que cedan su espacio, para ensayos y sus recursos por difusión? ¿Que les brillen los ojos cuando les comentamos que queremos despertar a la gente para que luche por un Estado de Bienestar? Sí, por supuesto que tienen intereses económicos, tendrán más afluencia a sus locales, pero se arriesgan a no ser el típico concierto de la banda de moda o el típico Stand Up Comedy, y ese riesgo, creed-me, es mucho más elevado y sufrido.

Estos «espacios», porque no sé muy bien como definirlos, no sólo son lugares para ir a tomar una cerveza, para ver un concierto, para bailar un poco, son «espacios culturales». Tienen una parte de la infraestructura destinada a realizar exposiciones de artistas emergentes, poseen sus recursos acústicos y espaciales para realizar improvisaciones musicales, ofrecen talleres de fotografía y literatura, organizan recitales de poesía y encuentros de artistas urbanos, es decir son centros culturales abiertos y completos. Incluso, en algunos casos, constituyen el núcleo cultural del barrio. Pero, no obstante, no contaremos sólo con espacios establecidos, si no con espacios completamente «alternativos», como son casas de residencia que se abren para acoger encuentros culturales o espacios de ensayo, tradicionalmente cerrados.

Por otro lado, contaremos con una serie de colaboradores que son los primeros que decidieron realizar rutas guiadas por la ciudad de San José para que la gente se re-apropie de la ciudad (actualmente conquistada por los coches) y pequeñas pymes que apuestan por difundir e impulsar la crítica social.

Por este motivo a la difusión la llamamos «Circuito de Activación Sociocultural» y no colaboradores, porque son agentes culturales activos.

AFICHE FECHAS COMPLETAS (2)

Este Circuito está compuesto por:

En el próximo post explicaré cómo fue la gira y cuáles fueron los éxitos y no tan éxitos.

 

 


 

CENTRES CULTURALS PÚBLICS vs CENTRES CULTURALS PRIVATS

La pregunta és la següent: realment els centres culturals públics incentiven les industries culturals? Aquesta pregunta em passa pel cap des de que vaig començar a itinerar, de forma independent, per la ciutat de San José de Costa Rica una obra de teatre anomenada «¡BuenasNoches, Idiota! #Teatronoticiasenvivo«. Una obra de teatre que fomenta la crítica social i la participació ciutadana amb un format experimental d’interacció directa amb l’usuari.

Un dels objectius de la gira és crear una xarxa de sinergies entre diferents llocs que aposten per les industries culturals emergents, per les noves manifestacions artístiques, i per la crítica i reivindicació social. És a dir, llocs que aposten per representar l’espurna de San José.

 

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La lògica em va dir que primer començar per les institucions culturals públiques tant nacionals, costarricenses, com internacionals. Pensava que al ser públiques i tenir entre els seus objectius el foment del desenvolupament cultural del país, oferirien ajudes o, al menys, pagaments no precaris. Al contactar amb ells em vaig donar compte de 2 aspectes: 1, que programen amb molta antelació i sòls contacten amb projectes provinents de la mateixa institució, per tant, proposar-los activitats a realitzar a un mes o dos mesos vista és complicat; 2, tenen l’espai però no els recursos.  A què em referisc quan dic l’espai però no els recursos? Els presentes el projecte, els agrada, te l’accepten (sempre i quan casen amb les seves línies d’actuació) i et diuen avant; sembla que tot va bé, però no, quan parles dels honoraris boten totes les alarmes… honoraris? Pagar per un espectacle? Hahahahahaha MAI! No tenim diners! La meva resposta: perdone? I com vol presentar una obra en el seu espai? Resposta: Ui! És un gran luxe presentar ací, els farà de catapulta, la gent els coneixerà i fidelitzaran  públic.  Jo: Podem cobrar entrada? Perquè cal pagar a tot l’equip: actor, actriu, direcció (també el guió), disseny, impressions, producció, etc. Resposta: NO! Nosaltres defenem una entrada gratuïta, estem per garantir l’accés públic a qualsevol manifestació cultural, per tant, no deixem cobrar entrada.  És més, en un dels museus cobren per fer un dia ús de les seves sales i tenen llista d’espera! En aquest moment em vaig recordar de un «meeting show» de una institució cultural de Madrid (no recorde el nom) per twitter que calia pagar per donar a conèixer el què feies. AL·LUCINANT!

Em vaig quedar pensant, junt al director de l’obra: Aleshores, si no ens paguen, perquè no tenen diners, no ens deixen cobrar perquè va en contra dels seus principis de “democratització» (o això diuen) de la cultura, a qui estan ajudant? A qui fomenten? A qui impulsen? No estan, més bé, precaritzant l’àmbit professional cultural? No estan, justament, fent la inversa? Que un tinga que treballar en supermercats, call centers, etc.  per després en el seu temps lliure es dedique al “hobbie” de la cultura? Per a què serveix tindre unes instal·lacions culturals i un equip de treball si no es pot pagar al gremi cultural de la zona? Qui fomenta què? Enmig de totes aquestes càbales, em crida el director de l’obra i em diu: en una institució cultural pública m’han dit que no poden parlar de temes polítics. Ja el meu cap va explotar: En serio? La cultura no és, precisament, llibertat d’expressió? Com és possible que no deixen presentar obres amb un fons de reivindicació política?

Vaig respirar, vaig tornar a cridar i els vaig preguntar: Va bé, no teniu diners per pagar l’obra, no ens deixeu cobrar, però si tinguéreu contactes d’algun patrocinador que ens patrocinara o colaborara podríem fer un acord. Resposta: Ui no, això ho teniu que buscar per la vostra banda.

Jo entenc que l’administració pública no és un banc, no és un pou sense fons, i cal tindre unes limitacions per a què el seu segell siga sinònim de garantia de qualitat. Però, aquest fet és un, i l’altre és incentivar i ser la peça clau per a un sistema laboral precari en el què el treball cultural es regala i encara et fan «un favor».

Conclusió: Els Centres Culturals de l’Administració Pública, siga d’on siga, no van a moure un dit per fomentar cap tipus de creixement de la industria cultural independent, que no vinga “ressenyada” d’una altra institució pública com museus, universitats, gent “super posicionada” del gremi, etc. Aleshores, quin tipus de professional cultural es fomenta? Quins són els requisits per accedir-hi? Qui tenen que ser els seus «padrins»? Les institucions culturals de l’administració pública sòls recolzen i col.laboren en altres institucions, que precisament també són de l’administració pública? En un altre post ho comentaré. Són respostes molt llargues…

No ho havera pensat mai, però em quedava la part més bonica i satisfactòria, la qüestió privada. Elegirem una sèrie d’espais alternatius, allunyats de l’administració pública, que fomentaren als creadors emergents. Alguns d’aquests espais són nous, altres amb més trajectòria i altres que són els referents en cultura alternativa i experimentació del país. Tots aquests tenen un punt en comú: quan els vam presentar el projecte els va encantar. Em varen respondre: estem disposts a apostar per manifestacions artístiques alternatives que fomenten la reivindicació social i el pensament crític. Tots ells accepten el cobrament d’entrada i van segons percentatge de quantitat d’entrades (excepte un espai que va per cobrament de lloguer).  No és curiós que la petita empresa privada, tradicionalment relacionada amb el capitalisme i l’oci sense reflexió, és el que realment s’arrisca per potenciar els artistes emergents? Que cedisquen el seu espai, per assajos  i els seus recursos per difusió? Que els brille els ulls quan els comenten que volem despertar a la gent per a què lluite per un Estat de Benestar? Sí, clar que tenen interessos econòmics, tindran més afluència als seus locals, però s’arrisquen a no ser el típic concert de la banda de moda o el típic Stand up Comedy, i eixe risc, creeu-me, és més alt.

Aquests “espais”, perquè no sé ben bé com definir-los, no sòls són llocs per anar a prendre una cervesa, per veure un concert, per ballar un poc, són “espais culturals”. Tenen una part de la infraestructura destinada a realitzar exposicions  d’artistes emergents, posseeixen els recursos acústics i espacials per realitzar improvisacions musicals, ofereixen tallers de fotografia i literatura, organitzen recitals de poesia, és a dir són centres culturals oberts i complets. Inclús, en alguns casos, consisteixen el nucli cultural del barri. Però, no obstant, no contarem sòls en espais establerts, si no en espais completament «alternatius», com són cases de residència que s’obrin per acollir encontres culturals o espais d’assaig, tradicionalment tancats.

Per altra banda, contarem en una sèrie de col·laboradors que són els primers que han decidit fer rutes guiades per la ciutat de San José per a què la gent es re-apropie de la ciutat (actualment conquerida pels cotxes) i petites pymes que aposten per difondre i impulsar la crítica social.

Per aquest motiu a la difusió els varem anomenar Circuit d’Actuació Sociocultural i no col·laboradors, perquè són agents culturals actius.

AFICHE FECHAS COMPLETAS (2)

Aquest circuit està compost per:

En el pròxim post explicaré com ha anat la gira i quins han sigut els èxits i des-èxits.

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